Santuario Risaralda, Colombia.
Peligro de minería en el Parque Nacional Natural Tatamá. ¡Defendamos el agua!

viernes, 21 de septiembre de 2007

El corregimiento de Peralonso.

Peralonso es el único corregimiento del municipio de Santuario. El pequeño poblado de cien casas encaladas está sobre el estrecho lomo de una serranía, en medio de cafetales y de un paisaje precioso que tiene todos los matices del verde abrillantados por la luz radiante del trópico. Paisajes montañosos, tierras quebradas de las cordilleras central y occidental de los Andes. En medio de las cordilleras, los valles de los ríos Mapa, Risaralda y Cauca. Y el cielo azul. Desde el atrio del templo de Peralonso, éste es el paisaje que no cabe en los ojos y que expande el alma.


Peralonso es una fundación de 1907 debida al señor Fernando A Pérez, quien la levantó a mitad de camino entre Santuario y La Virginia, puerto sobre el río Cauca. En sus comienzos se llamó La Fonda. Este camino era de gran importancia, pues comunicaba a Santuario con Portobelo, puerto sobre el río Cauca, y por lo tanto, punto central de abastecimiento de mercancías. Peralonso se erigió corregimiento mediante Acuerdo 001 del 05.noviembre.1978 del Concejo Municipal. (Vásquez R, Jaime. Santuario, 100 años de historia.)

lunes, 3 de septiembre de 2007

El mercado en la plaza.

El mercado de Santuario sucede cada sábado en la plaza, a cielo abierto . Y ha sido así desde su fundación en 1886. Los campesinos –y aquí todos lo somos- concurren al poblado para el intercambio comercial y social. La plaza entonces, se llena de voces, músicas, olores, colores y cobra un aire festivo y agitado. El día de mercado quiebra esta rutina pueblerina: por eso el sábado guarda el encanto, la sorpresa y la novedad de las ferias.



Los años que vienen traerán cambios para estos mercados tan tradicionales. Por ejemplo, la legislación sanitaria expedida por el gobierno nacional obligará a que los expendedores de carne dejen la plaza, cambien el toldo y las rústicas mesas de madera por locales asépticos donde no se rompa la cadena de frío y puedan ofrecer carnes maduras, refrigeradas y libres de contaminaciones.


Será necesario que, no obstante la conveniencia de éstas y otras normas sanitarias y de las transformaciones que causarán, se refuercen los usos naturales de la plaza para que continúe siendo el centro vivo del poblado, el espacio público por excelencia que convoca y reúne a todos, capaz de quebrar rutinas y de procurar, durante un día a la semana al menos, este encuentro multitudinario que afirma, da coherencia e integra a la comunidad; el espacio común que permite que campesinos y citadinos se saluden de mano, se pregunten por sus vidas y familias, intercambien miradas, productos, historias y emociones y renueven el antiguo vínculo de vecinos que en últimas es lo que distingue a estos poblados y que le confiere significación a la plaza y vitalidad al municipio.

La plaza es el corazón del pequeño poblado y mide el pulso de la vida municipal. Cada vez, por lo tanto, deberá integrarse más a la vida de la comunidad.