Santuario Risaralda, Colombia.
Peligro de minería en el Parque Nacional Natural Tatamá. ¡Defendamos el agua!

jueves, 30 de marzo de 2006

Paisajes: Desde la orilla de la carretera hacia la vereda Planes de San Rafael.

Camino hacia la vereda Planes de San Rafael, lugar en el cual se encuentra el eco-hotel del Parque Natural Municipal Planes de San Rafael y la entrada al Parque Nacional Natural Tatamá, se aprecia este paisaje, donde al fondo se ve el vecino y querido municipio de Apía, Risaralda. Y en un primer plano, los cultivos de café de la finca La Estrella, vereda El Tambo.
En esta segunda fotografía, fincas cafeteras de la vereda Buenos Aires, municipio de Santuario, Risaralda. El terreno es de una pendiente tan fuerte que pareciera que ésta fuera una toma áerea. Entre los cultivos de café se distinguen árboles de distintas especies, guaduales y plátanos; además, las viviendas de los campesinos.

En esta última fotografía y en los primeros planos se aprecian otras fincas cafeteras de la vereda Buenos Aires. (A mitad de esta colina se insinúan las primeras edificaciones del área urbana de Santuario) En el horizonte, la cordillera central de Colombia.

miércoles, 29 de marzo de 2006

Los cafeteros santuareños diversifican cultivo - La Granadilla.

Hace cuatro años llegaron a Santuario cultivadores de granadilla provenientes del municipio de Urrao, Departamento de Antioquia. Ellos plantaron los primeros cultivos en la vereda Planes de San Rafael, en predios arrendados. Sus métodos de cultivo, fundamentados en un uso intensivo de agroquímicos, acortaban la vida del cultivo, causaban resistencia de las plagas y enfermedades y perturbaban seriamente el entorno natural. Así que recogían unas pocas cosechas y luego trashumaban en busca de nuevas tierras.
Flor de la granadilla (Passifora ligularis). Cultivo finca El Porvenir, vereda Planes de San Rafael, Santuario.

Algunos productores santuareños, entre ellos estudiantes de Administración de Empresas Agropecuarias de la Universidad de Santa Rosa de Cabal, retomaron el cultivo de granadilla y con prácticas ambientalmente más limpias y amistosas con la naturaleza, con controles biológicos para plagas y enfermedades, han logrado una mayor duración del cultivo y una producción más estable y sana.

Frutos verdes y flor de granadilla. Finca El Porvenir. Cultivadores: Gerardo Valencia y Jorge Alirio Espinosa.

El cultivo de la granadilla es otra alternativa económica para tierras de clima frío moderado, cuyas prácticas de cultivo han sido mejoradas por productores santuareños que cualifican su desempeño a través del estudio y de su vinculación a la Universidad.

Cultivo finca El Porvenir. Vereda Planes de San Rafael, Santuario. Cultivadores: Gerardo Valencia y Jorge Alirio Espinosa.

Informes:

Jorge Alirio Espinosa C.: Teléfono móvil: 311 321 68 99

Gerardo Valencia: Teléfono movil: 311 349 04

sábado, 25 de marzo de 2006

Celebración del Día Internacional de la Mujer y más paisajes de la tierra del café.

Estas niñas campesinas de la vereda El Brillante, ataviadas como chapoleras, participaron el pasado domingo en la celebración del Día Internacional de los Derechos de la Mujer. Hubo desfile de carrrozas, cuya alegoría principal fue el cultivo del café.



Cultivos de café, vereda La Esmeralda. Al fondo, las montañas del Parque Nacional Natural Tatamá

A propósito de estas tierras del occidente de la región del Viejo Caldas y de su recia topografía, decía el cronista que acompañó a Jorge Robledo, el conquistador español, que eran tan ásperas que en ellas no se podía correr un caballo. Y son territorios quebrados, de cañones profundos. Y esa es su bondad. El municipio presenta variedad de climas y por lo tanto, diversidad de flora y fauna. Y también, aguas abundantes. Y esta es una fortuna mayor. Cada vuelta del camino sorprende con un paisaje distinto y desde estas montañas tan altas y tan verdes, de aires tan limpios, la mirada se va horizonte adentro sin más fronteras que el infinito. En estas laderas se cultiva el café.

En los primeros planos: (finca La Camelia) árboles de café, vivienda típica y a su izquierda casilla con granos de café secando al sol. Planos posteriores: área urbana de Santuario. Después, tierras bajas del río Mapa. En la bruma, la cordillera oriental.

viernes, 17 de marzo de 2006

Cuando florece el café, florece la ilusión.

La florecida de los cafetales es un acontecimiento esperado que, más allá de su belleza natural, impacta la vida de miles de personas.
Ahora, en marzo, ocurre el esplendor del árbol del café. Por estos días de buen sol y lluvias reguladas, el cafetal está florecido, blanco. En el aire no cabe un soplo más del aroma esquivo y fascinante de la flor del café. Uno lo respira con la avidez de fijarlo en el alma, pero él escapa en la sutileza y se disuelve ligero en lo inaprensible y fugaz de este mundo.

Árbol de café.

Ante el cafetal florecido, don Pedro, el campesino dueño de la plantación, exclamaba con toda la fuerza de su ruda verdad: “No recuerdo una florecida como ésta. ¡Esta cosecha será la mejor!”


Hace más de cuarenta años que don Pedro murió y murió esperando la cosecha que lo redimiera de penurias.

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Esta mañana, su hijo, plantado frente al cafetal, habló a los peones lleno de ánimo verdadero y fue como si su difunto padre hablara por él. Dijo: “¡Avemaría, qué florecida! ¡Con esta cosecha me desahogo!”

Cañón del Rio Peñas Blancas. Veredas Orofino, La Bamba, Barcinal. Al fondo, El Tatamá

En estas tierras bravas ese es el rito. Y esas son las palabras exactas que cada año pronuncian con devoción miles de campesinos ante la blanca flor del café. Y ese es el fervor y el rigor de alma con el cual se deben decir para que el cafetal perdure y no desaparezca, para que el sudor no se convierta en hiel, porque los rendimientos de las buenas cosechas son tan esquivos como el aroma mismo de la flor del café y porque ser caficultor en estos tiempos de rapaces y depredadores globales, es más un acto de fe que un oficio promisorio.

Fotografía desde la vereda El Tambo. Al fondo, Santuario.

Dios, Sumo Bienhechor y Todopoderoso, ordena lluvias y soles para que la esperanza resista siempre verde y dispone almohadas de olvido entre el ayer y el hoy para que el campesino concilie el sueño y despierte con brío renovado. Y el diablo, que es viejo y es diablo y sabe de ilusiones y encantamientos, y según dicen asesora la Organización Mundial de Comercio y al Fondo Monetario Internacional, se ríe. Y de tanto reírse, se pone rojo como grano maduro de café.

Rama de Café. (Fotografía: Fernando López.)

Al igual que don Pedro en la eternidad, sus muchos colegas campesinos siguen esperando doblados sobre el surco la cosecha que alivie la escasez. Los otros, los vestidos por Saint Laurent y Armani, los magos del mercado de valores, juegan a los dados con la suerte del caficultor y con trucos de bolsa trasmutan el sudor de los campesinos en monedas de oro que atesoran. Y ríen a carcajadas con el jefe patecabra.

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Apostilla: Esta comunidad tiene un vínculo antiguo y profundo con el árbol de café, pues vive de él. Lo que le sucede al café le sucede a la vida de las gentes. Cuando el café florece, florece también la ilusión de todos. Y cuando el verano o el mercado lo marchitan, se arruga el ánimo y crecen la incertidumbre y la angustia.

En Santuario existen 6.302 hectáreas de café, las cuales corresponden al 31.5% de la superficie total del municipio y son cultivadas por 1.084 familias propietarias. Es decir, cada finca cafetera alcanza en promedio 5.8 héctareas. Este es pues, un territorio de minifundios. La producción se estima en 8.625 toneladas de café pergamino seco.
Santuario es el 17º mayor productor de café del país y su caficultura es la más renovada y de propietarios más jóvenes. El café, para los santuareños, es una tradición.

domingo, 12 de marzo de 2006

Paisajes: La llegada al municipio de Santuario.

La llegada al municipio de Santuario se da por una carretera que asciende y serpentea entre los cafetales sombreados por una gran variedad de árboles, sobre cuyos troncos crecen bromelias, orquídeas silvestres, enredaderas, musgos…

En algunas mañanas la niebla torna más sugestivo el hermoso paisaje.

Y en las orillas de la vía, estos preciosos jardines de besitos que se ofrecen a la mirada del caminante atento.

El viajero es recibido por al arco triunfal de Nuestra Señora del Carmen, erigido por los transportadores en homenaje a su patrona. El arco recoge el estilo republicano y confiere un toque particular de bienvenida y un motivo inconfundible de recibo a los visitantes. Su notoriedad radica en lo inusitado del arco mismo, pues su uso no es tradicional en la región.


Bienvenido pues, a Santuario, donde siempre habrá un buen café aguardando por usted.

viernes, 3 de marzo de 2006

Arquitectura de la Colonización Paisa de Santuario: patrimonio de todos.



Fotografías de la calle Rial del municipio de Santuario que patentizan distinciones de la arquitectura de la Colonización Paisa o Antioqueña.

Santuario es, dentro del Departamento de Risaralda, el municipio que posee el mayor patrimonio arquitectónico de la Colonización Paisa. La colonización de estas tierras sucedió durante el siglo XIX cuando olas de colonizadores venidos de Antioquia poblaron una vasta región del occidente del país y fundaron numerosos pueblos.

Esta arquitectura, fundamentada en estructuras de guadua, tierra y madera con atributos sismorresistentes, es una manifestación cultural de importancia universal. (Lectura recomendada: ROBLEDO, Jorge Enrique. Un Siglo de Bahareque en el Antiguo Caldas.)

El poblado se encuentra engastado e integrado a paisajes montañosos de gran belleza. Su certero encuadramiento paisajístico ha valido para afirmaciones como la de Hans Haufe, investigador alemán, historiador de arte especialista en pintura y urbanismo, quien dice que “el acto creativo fundamental de sus habitantes fue la elección del terreno donde habrán de establecerse.”

Néstor Tobón Botero, en su obra Arquitectura de la Colonización Antioqueña[1], basada en un estudio que él mismo dirigió y que fue promovido por la Universidad Nacional de Colombia con el apoyo del Banco Central Hipotecario, señala que "El casco urbano del municipio de Santuario está situado en la parte superior de una colina y la cuadrícula es el prinicipio ordenador de su trazado urbanístico; pero a medida que la ciudad ha crecido y se ha unido a los diferentes caminos de acceso, las calles se han tornado sinuosas y el damero va perdiendo su trazado original, proporcionando al observador un paisaje urbano cargado de sorpresas y ambientes acogedores y amables. De todos los pueblos surgidos en el proceso colonizador antioqueño es el que presenta una topografía más inclinada, y sus conjuntos urbanos se extienden a lo largo de ese terreno abruptamente ondulado, lo cual conlleva a una dualidad apasionante en el aspecto visual: de una parte, las fachadas blancas, con sus elementos arquitéctónicos pintados de diversos y cálidos colores, y rematadas por los amplios aleros que se extienden ordenadamente en el espacio urbano, los cuales se van desplazando racionalmente y de manera ascendente hasta rematar en un firmamento azul cargado de bellos nubarrones. En sentido contrario, se observan las cubiertas en teja de barro que se precipitan en un descenso de vértigo que remata, por regla general, en la frondosa y ubérrima naturaleza circundante. Esta doble característica de Santuario, que se repite a lo largo y ancho del poblado, forma un paisaje urbano colmado de amables sorpresas, en las cuales sobresalen el equilibiro, la armonía y la racionalidad de la composición, lo cual nos lleva a clasificarlo como el pueblo más bello del Risaralda."
[1] TOBÓN BOTERO, Néstor. Arquitectura de la Colonización Antioqueña. Tomo IV Risaralda. OP Gráficas Ltda. Bogotá: 1989, p. 147.